Esta mañana estábamos en Ibiza esperando nuestro vuelo, nos comíamos cinco bocadillos de palmo y medio a dos carrillos. Sentaditas con nuestras maletas, sin prisas, sin perder pertenencias ni vuelos. Con la calma que da hacer las cosas bien, fin.
He levantado la mirada del bocadillo y me ha dicho Cati: “qué mayores nos hemos hecho”, y no tenía nada que ver con que en nuestras velas ponga 40, no. Era una mirada de orgullo, de “mirad qué bien lo hemos hecho”, porque hemos hecho muchas cosas mal, entendedme, mal en el sentido de “sin pensar”, a lo loco, sin importar mañana porque lo importante es hoy, y si quema que queme.
Ahora planificamos, organizamos y casi siempre nos sale bien. Algunos dirán que es suerte, pero no lo es, es madurar. Y no somos tomates, ni naranjas, pero estamos en nuestro mejor momento, y si no es el mejor, es el camino adecuado para llegar.
Yo también las miro con orgullo, aunque algunas veces me den ganas de matarlas, las quiero, las respeto y las admiro. Mujeres fuertes, inteligentes, sin miedo y con ganas, con muchas ganas de seguir creciendo, porque nos queda mucho por delante y vamos con todas y a por todas.
Vivan los bares vacíos, queridas. Nosotras nunca hemos necesitado sardinas para beber agua.
Cosas para picar
La Canción de la Semana
Señoras bien | Las Bistecs | Oferta
Se levantan cada día
Y se toman dos pastillas
Una pa’la tensión
Y otra pa’las risillas
La Compra Innecesaria
¿Viajáis con tecnología? Y no me refiero a algo muy pro, con llevar el teléfono, cargador, batería externa y cuatro chorradas más llevamos en el bolso tropecientos cables dando vueltas. Antes los llevaba en un neceser, pero todo se enrollaba entre sí y era una locura, ahora he comprado esta práctica, y baratísima, bolsita para gatchets y soy muy feliz.
El Placer Culpable
Tengo mil millones de cosas que hacer para ponerme al día tras estos momenticos de ocio y disfrute, pero, como lo primero es antes, voy a ver el último capítulo de Cuéntame. Como gesto de amor del bueno lo he retrasado hasta poder verlo con Marido, y me muero de ganas de disfrutarlo con el pijama y la manta hasta el cuello.
La Foto que no subiré a redes
Salíamos de cenar, la cena del viernes, el día de llegada, el día destroyer. Pedimos sangría de postre y la noche era otra vez joven para nosotras. No teníamos veinte, ni falta que nos hacía, la cosa no va de años, va de ganas.